Brecha digital y adultos mayores: desafíos y búsqueda de soluciones

La brecha digital en adultos mayores se refiere a la diferencia en el acceso, uso y utilidad de las TIC entre las últimas generaciones y el resto de la población. En una sociedad cada vez más digital, la brecha se ha vuelto más evidente, con diferentes matices en función del grupo de edad que queremos estudiar. Sus implicaciones influyen en la calidad de vida, en la inclusión social y en la participación activa de la vida social en la sociedad digital. Aquí, pretendemos exponer brevemente algunos desafíos a los que se enfrentan los adultos mayores en el uso de la tecnología y, también, apuntamos el trabajo que está realizando la Cátedra para recoger las posibles soluciones que se pueden plantear para disminuir la brecha. Es importante tener en cuenta la necesidad de empatizar con las necesidades de todos los colectivos que están en situación de exclusión digital en cualquiera de los tres niveles de brecha digital considerados y con aquellos grupos de población que están en situación de transición tecnológica.

Algunos de los desafíos que se plantean se derivan de las causas brevemente expuestas en nuestro artículo anterior. En este artículo las revisamos, aunque se hace especialmente hincapié en los desafíos que suponen:

  1. Barreras de acceso: el nivel de ingresos suele ser una de las razones planteadas por los adultos mayores para no tener conexión en la vivienda. También se suele mencionar la zona en la que se reside. Así, por un lado, las rentas bajas podrían estar actuando como barrera de acceso también para adquirir un dispositivo digital ajustado a las diferentes actualizaciones. Por otro, las áreas rurales de pocos habitantes pueden tener dificultades por falta de una infraestructura adecuada. Sin embargo, como se recogió en el primer artículo, el económico no es el único motivo. De hecho, existen otras razones que sobresalen de entre las anteriormente señaladas y que quedan recogidas en los estudios de la Cátedra. Entre las mismas, las personas que no disponen de internet en la vivienda señalan no sentir que tienen habilidades suficientes. También señalan no gustarles o no necesitarlos. Son, en definitiva, motivos que derivan en una exclusión digital relacionados con el primer nivel de brecha (acceso) pero que tiene su origen en la experiencia previa con la tecnología y con otros criterios de estratificación social, tales como el perfil educativo.

    En cambio, desde un punto de vista estadístico, los datos destacan por positivos. Las encuestas ofrecen buenos resultados al constatar que una amplia mayoría de viviendas tienen internet y también una gran cantidad de personas tiene dispositivos móviles. Estos resultados podrían tener un efecto contraproducente hacia los colectivos que no están en estas mayorías si se baja la guardia. Incluso para los que están en las mismas, si no se profundiza en las condiciones del acceso. Detectamos que existen otras situaciones que no deben ser desatendidas si se pretende eliminar la brecha de primer nivel. Proponemos aquí revisar la definición de este primer nivel de brecha introduciendo otros parámetros de calidad y de diversidad. El desafío aquí se asienta, así, en identificar tales parámetros por colectivos o generaciones contemplando la heterogeneidad intragrupo, para poder diseñar políticas que consigan solucionar la pérdida de oportunidades que supone no estar en internet en la sociedad actual y en la pérdida de tales oportunidades en un futuro por el proceso de digitalización y la necesidad de actualización.

  1. Barreras de uso. Este tipo de barreras están muy relacionadas con las anteriores situaciones. Se identifican limitaciones de uso por falta de familiaridad con la tecnología en adultos mayores ante la constante innovación. Los grupos estudiados por la Cátedra han vivido en un mundo analógico, sin la tecnología actual y, por lo tanto, comparten experiencias y tienen una relación con la tecnología diferente a los más jóvenes. En algunos casos, y según la edad y de su perfil educativo, esto deriva en desconfianza e, incluso, miedo. La falta de experiencias con Internet, y la necesidad de un mayor conocimiento sobre el funcionamiento de los medios digitales en la actualidad, hace que algunos adultos mayores crean poder cometer algún error en un trámite electrónico que los lleve a la perdida de privacidad o sean víctimas de la ciberdelincuencia o de fraude en línea. Esto genera que se sientan inseguros ante unos trámites online cuya presentación, funcionamiento o lógica tampoco ayuda a facilitar el uso del servicio. Tal desconfianza o inseguridad puede llevarles a no utilizar internet para tales propósitos, pero podrían utilizarlo para otros.

    Por ejemplo, los usos más habituales, en los que están más presentes, son en aquellos relacionados con el uso de la red para realizar consultas, como un medio informativo. En segundo lugar, aunque muy alejada de este primer tipo de uso, estaría el del medio digital como medio de comunicación. Quedan lejos aquellas tareas relacionadas con la creación de contenido, resolución de problemas y, sobre todo, otro tipo de actividades vinculadas a cuestiones más técnicas. Con todo, posiblemente se deba destacar como desafío urgente en todos los casos, también en las generaciones más jóvenes, aumentar la presencia de competencias relacionadas con la seguridad (para más información clic aquí).

  1. Barreras atribuibles al medio. Como hemos avanzado, en los diferentes estudios de la Cátedra también se debe poner el foco en los propios medios digitales. La dificultad de algunas páginas web, sobre todo de la administración pública, es un tema recurrente cuando se pregunta a los diferentes colectivos (40+ años, 55+ años y 75+ años). Además, el diseño de interfaces complejas y poco intuitivas no ayuda en la comprensión y uso de los dispositivos y servicios digitales. Por ello, los desafíos no pueden situarse únicamente en la parte del individuo cuando se observa la brecha digital. Hay limitaciones atribuibles al propio medio al no orientarse hacia los adultos mayores, por cómo presenta la información y por el tipo de contenidos. Desde la Cátedra se considera que este es uno de los principales desafíos de la sociedad digital si se quiere eliminar la brecha digital generacional, hoy y mañana. Este desafío implica la acción conjunta de varios perfiles profesionales pues, además de los retos técnicos que se plantean, también puede y debe ser revisada la comunicación. Debe comprenderse que los contenidos pueden resultar irrelevantes para los intereses de ciertos colectivos e insignificantes o poco adaptados a sus necesidades. A este respecto, uno de los principales resultados de los estudios realizados es que el uso de la tecnología debe ser percibido como útil, bien por facilitar ciertas tareas, bien por favorecer las relaciones familiares y sociales, bien porque la misma sea adoptada para satisfacer otro tipo de necesidades (por ejemplo, ocio o entretenimiento).

Con los mimbres que proporciona la investigación, la Cátedra sigue trabajando para sugerir recomendaciones orientadas a eliminar la brecha digital actual y evitar que se pueda producir brechas futuras. Algunas propuestas que se pueden encontrar en los diferentes estudios publicados se encuentran en el repositorio de la Universidad de Alicante.

A este respecto, en la edición 2023, se ha realizado una apuesta firme por la transferencia y el intercambio. Las Jornadas de Transferencia presenciales, celebradas el pasado julio, verificarán las soluciones identificadas, que serán presentadas como parte del informe de actividades de trabajo de la Cátedra 2023.

Cómo citar este artículo:

Papí-Gálvez, N. y García-Espinosa, S. (1 de agosto 2023). «Brecha digital y adultos mayores: desafíos y búsqueda de soluciones». Brecha digital generacional (https://brechadigitalgeneracional.com/brecha-digital-y-adultos-mayores-desafios-y-busqueda-de-soluciones/)

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